lunes, 28 de julio de 2008

RESUMEN

El compañero Gabriel Acevedo nos brinda una síntesis de los principales apectos de la lectura inicial del módulo de contexto. Espero que les contribuya a su proceso de formación académica.


EL NEOLIBERALISMO
CONTEXTO INTERNACIONAL ACTUAL.

Cuando se pretende estudiar el proceso de desarrollo de una región o del mundo, se enfrenta 2 grandes áreas: El crecimiento económico y el desarrollo humano, que en algunos casos el uno no implica el otro.
Para el análisis debe abordarse 3 frentes: la realidad, las teorías y los modelos de desarrollo.
La realidad cambia velozmente, igual el contexto político y cultural, luego cada vez es más difícil definir metas de desarrollo humano y estrategias para lograrlas en un ambiente tan competitivo.
de la industrialización a la era del conocimiento, la información y los servicios, todo apoyado en aplicaciones informáticas y tecnologías de punta que permiten consolidarse a unos pocos y quedar atrás a la mayoría, con las secuelas lógicas de inequidad, inestabilidad, incremento de la pobreza, agudización de fundamentalismos religiosos, racistas, conflictos políticos, etc.
Se visualizan 3 situaciones globales:
Agudización de la crisis socioeconómica.
Surgimiento de una nueva sociedad más global, más competitiva.
Nuevo orden internacional signado por la globalización.

PRINCIPALES PROBLEMAS POLÍTICOS INTERNACIONALES.

CRISIS DEL SISTEMA INSTITUCIONAL INTERNACIONAL:
Algunas organizaciones existentes, fueron creadas para circunstancias de post guerra y esos escenarios ya no son vigentes, luego han perdido capacidad de convocatoria y acatamiento a sus decisiones.

CRISIS DE LOS ESTADOS: la mayoría enfrenta problemas como:
Gobernabilidad limitada por acuerdos multilaterales de obligatorio cumplimiento.
Reformas políticas frecuentes por procesos de ajuste ante coyunturas mundiales y/o locales.
Dificultad para mantener unida la nación por presiones separatistas étnicas o regionales.
Lucha contra la corrupción, narcotráfico, contrabando, flujo de capitales golondrinos, migraciones, protestas comunitarias, presiones internacionales, etc.

FACTORES CONDICIONANTES DE LA PAZ INTERNACIONAL.

Globalización.
Economía mundial organizada en bloques con intereses comunes.
Intensificación de la competencia entre bloques. El juego de intereses complica las relaciones entre países y entre bloques.
Lucha por posiciones estratégicas, territoriales, por el petróleo, el agua, los alimentos.

FACTORES SOCIALES: la pobreza, el desempleo y deterioro de la calidad de vida, especialmente en el mundo subdesarrollado.

LA CRISIS TEORICA: intenso debate entre neoliberalismo, neoestructuralismo y otros enfoques.

1.2 LOS MODELOS DE CAMBIO.
1.2.1 INTERVENCIÓN ESTATAL MEDIANTE LA PLANEACIÓN:
desde la revolución industrial (1760-1885) se intensificó el proceso de industrialización del mundo, lo cual trajo consecuencias en lo social, como grandes migraciones hacia los centros de producción, luchas obreras reclamando sus derechos, acelerado desarrollo urbanístico, desarrollo de movimientos sindicales y políticos, conflictos y guerras, terminando esta etapa con la segunda guerra mundial en 1945, que generó altos niveles de destrucción y muerte en Europa y Japón.
En Bretón Woods- USA, se realizó una gran reunión de expertos en economía y desde allí se desencadenó un gran proceso de reconstrucción, que implicó la creación del sistema institucional internacional, liderado por el FMI y BIRF (hoy banco mundial).
Ya avanzada la reconstrucción de Europa y Japón, se procuró colaborar con el progreso de otros países en vía de desarrollo y fue así como llegó a Colombia la misión del BIRF liderada por Lauchlin Currie en 1950, que dio comienzo a los procesos formales de planeación en Colombia y otros países de América Latina.

1.2.2 LOS MODELOS DE DESARROLLO: desde la red institucional internacional, se empezó a definir criterios base para la planeación de los países del tercer mundo a partir de su visión macro y las buenas experiencias en los procesos de reconstrucción.
1950-1960: se promovió el modelo de las expectativas crecientes. Se partió del análisis de los aspectos políticos y sociológicos que limitan el desarrollo de las naciones y de la concepción del mundo en 2 bloques: uno con abundante materia prima y mano de obra y otro con capital y tecnología y cuya función era procesar la materia prima y generar valor agregado.
Éste modelo logró ampliar la brecha entre países ricos y pobres.
1960-1990: proceso liderado por la ONU y la CEPAL, basado en promover el crecimiento hacia adentro y sustituir importaciones (proteccionista vía altos aranceles). La filosofía de esta etapa se refleja en una frase de Raul Prebisch- CEPAL: “ ninguna política de desarrollo puede ser buena sin lograr resolver las necesidades básicas del recurso humano”. Además del modelo de necesidades básicas, influyó Dag Hammarskjold, exsecretario de la ONU, con su modelo “desarrollo a escala humana”.
El resultado de las 3 décadas fue deficiente en lo rural e industrial y dejó un estado gigante y descuidado con la educación, la salud, seguridad, entre otros; dedicado a manejar negocios con alto grado de ineficiencia y corrupción, dando pié al surgimiento de un nuevo enfoque que es el modelo neoliberal.

1.2.3 ESCENARIOS FUTUROS: el acelerado proceso de cambios, agrega fuerte dosis de incertidumbre en la visión de futuro, ya que los escenarios son difíciles de predecir y por tanto los enfoques son más de mediano plazo.
1.2.4 LA DIMENSIÓN TEORICA: durante los 70s, se inicia el NEOLIBERALISMO o economía de oferta, dando poco énfasis a los objetivos humanísticos y limitando la participación del estado en la economía. Como respuesta surge el
NEOESTRUCTURALISMO, que considera la participación del estado para mantener el empleo y con ello la demanda agregada, además de promover el desarrollo integral. Hoy de da gran debate entre estas y otras corrientes de pensamiento, procurando entender las diferentes realidades, interpretarlas, concretar visiones colectivas y replantear los procesos de desarrollo.

2.0 CONTEXTO NACIONAL
Durante los últimos 60 años se ha contado con 16 planes de desarrollo, algunos de ellos basados en estudios realizados por misiones de expertos internacionales.
La mayoría de los planes no se pudo aplicar a cabalidad, puesto que se requirió de planes de ajuste ante coyunturas internacionales bajo instrucción de organismos multilaterales y ante fenómenos locales y los resultados generales fueron tan deficientes como los de toda América Latina.
El 1990 se empieza a aplicar el modelo neoliberal, con los siguientes cambios:
El estado reduce su protagonismo en lo económico e inicia el proceso de privatización.
Las fuerzas del mercado deben garantizar el funcionamiento eficiente y la asignación de recursos.
El estado concentrado en los grupos más débiles del mercado, en los servicios básicos, direccionamiento general de la economía e intervención temporal solo para fines de regulación.
El modelo neoliberal implica globalización y que sobreviva el que pueda ser competitivo. Cada producto se ofrece con gran variedad de precios y ello muestra los niveles de competitividad de las naciones e implica procesos de reconversión, creciendo en lo que se es fuerte y liquidando lo que no lo es.
Todo parece lógico, pero el mercado internacional esta cargado de desigualdades competitivas por factores de disponibilidad de tecnología, economías de escala, políticas de subsidio, educación, etc. Y ello hace que el proceso neoliberal deje pocos ganadores y muchos perdedores.

CONCLUSIONES:
Colombia necesita una visión de país a largo plazo, que lleve a un proyecto concertado que nos coloque en igualdad competitiva con otros países en las áreas de interés.
Tenemos que aprender de los avances de las comunidades mundiales sin renunciar a nuestra identidad cultural y productiva.
Necesitamos avanzar en desarrollo humano, como realización individual y proyección al entorno social y natural.
La apertura debe ser selectiva, orientada a exportar productos de alto valor agregado, promover el desarrollo industrial y limitar las posibilidades de las multinacionales para importar productos intermedios de sus casas matrices.
Globalización implica que lo que pasa en una parte del mundo, tiene repercusiones en las demás.
La política debe equilibrar el juego de intereses entre los bandos: empresarios y consumidores.
En los eventos multilaterales, cada delegado va a buscar el pacto más ventajoso para su país. No se busca el acuerdo justo para todos. La atención esta centrada en los más fuertes y no en los pobres. La justicia social es el gran ausente.

ENLACE SUGERIDO

La compañera Maria Lorena Libertti, ofrece esta página que da cuenta del origen y evolución de las principales ideologías de nuestros tiempos, entre ellas se destaca el neoliberalismo.

http://www.udea.edu.co/agora/

ARTÍCULO SUGERIDO

Nuevamente la compañera Maria Lorena Libertti nos aporta un artículo para seguir reflexionando sobre los temas a desarrollar en el juicio.

El neoestructuralismo y la transformación productiva con equidad.


Este texto forma parte de la tesis doctoral
El cambio estructural del sistema socioeconómico costarricense desde una perspectiva compleja y evolutiva (1980-1998)de Antonio Luis Hidalgo Capitán a cuyo texto completo se puede acceder desde este enlace



El pensamiento estructuralista consiguió salir de la travesía del desierto que supuso la década pérdida del desarrollo, los ochenta, y ello gracias a una profunda renovación ideológica liderada por Fernando Fajnzylber y que dio pie al llamado neoestructuralismo.
A partir del trabajo de Fernando Fajnzylber, en el seno de la CEPAL se fue elaborando un diagnóstico de la crisis de los países latinoamericanos alternativo al del Consenso de Washington; según el diagnóstico cepalino las causas de la crisis estaban ligadas al carácter rentista del modelo de desarrollo latinoamericano.
A pesar de que la inyección de recursos (ahorro externo) fue mayor en los países latinoamericanos que en otros de industrialización tardía, aquéllos no alcanzaron el dinamismo de éstos, ya que gran parte de dichos recursos en lugar de destinarse a la inversión se derivaron hacia un consumo de imitación de patrones de los países desarrollados. Además el modelo de desarrollo se basó en la renta de los recursos naturales, en el endeudamiento externo, en el desequilibrio financiero, con el consiguiente impuesto que suponía la inflación. Cuando estos elementos se fueron erosionando y se produjo en 1981 el colapso de la deuda externa, el patrón de desarrollo no pudo prolongarse.
Apoyándose en lo anterior, en 1990 la CEPAL publicó un informe titulado Transformación productiva con equidad. La tarea prioritaria de América Latina y el Caribe en los años noventa. Dicho informe, además de presentar un diagnóstico alternativo al neoliberal, sobre la situación de subdesarrollo de los países que habían aplicado la industrialización por sustitución de importaciones, recogía un conjunto de recomendaciones de política económica que obedecían a una concepción neoestructuralista del problema del subdesarrollo latinoamericano y a las enseñanzas que había dejado la crisis de los años ochenta.
La transformación productiva con equidad pretendía crear nuevas fuentes de dinamismo que permitiesen alcanzar algunos de los objetivos de una nueva concepción de desarrollo basada en crecer, mejorar la distribución del ingreso, consolidar los procesos democratizadores, adquirir mayor autonomía, crear las condiciones que detengan el deterioro ambiental y mejorar la calidad de vida de toda la población.
La propuesta de transformación productiva estaba apoyada en una serie de criterios que recogemos a continuación (CEPAL, 1990-c, pp. 14-15):
a) La búsqueda de la mejora en la competitividad, por la vía de la incorporación del progreso técnico, que generase aumentos de productividad, en lugar de conseguir éstos por la vía de la depreciación de los salarios reales.
b) La transformación integral del sistema socioeconómico, ya que la transformación productiva se insertaría en una red de vinculaciones con el sistema educativo, la infraestructura tecnológica, energética y de transportes, las relaciones entre empleados y empleadores, el aparato institucional público y privado y el sistema financiero.
c) La industrialización como eje de la transformación productiva, ya que este sector incorporaría y difundiría el progreso técnico, al tiempo que permitiría la vertebración intersectorial de la industria con la agricultura y los servicios.
d) La incorporación de la dimensión ambiental y geográfico-espacial, que permitiese revertir las tendencias negativas sobre el medio ambiente y al mismo tiempo utilizar los recursos naturales sobre las bases de la investigación y la conservación.
e) La necesidad de compatibilizar el crecimiento sostenido apoyado en la competitividad y la mejora de la equidad, priorizando en cada país según sus circunstancias entre competitividad y equidad.
El documento también daba una serie de orientaciones respecto de cómo diseñar las políticas de la transformación productiva (CEPAL, 1990-c, pp. 16-19):
a) No sería suficiente con crear un marco macroeconómico estable, ni con aplicar una política de precios correctos; sería necesaria también la aplicación de políticas sectoriales, así como la integración de las políticas a corto y largo plazo. Serían igualmente necesarios cambios institucionales que permitiesen una nueva forma de interacción entre los agentes sociales públicos y privados, entre el Estado y la sociedad civil.
b) La transformación productiva, debido al retardo que lleva consigo, en cuanto a sus efectos sobre la incorporación de los sectores marginados, debería venir acompañada de una política redistributiva mientras perdurase la heterogeneidad estructural. Entre dichas medidas redistributivas estarían: servicios técnicos, financieros y comerciales; capacitación de microempresarios, trabajadores autónomos y campesinos; apoyo a la formación de microempresas; adecuación de los servicios sociales a las necesidades de los sectores más pobres; fomento de las organizaciones sociales que permitiesen la ayuda mutua y una adecuada representación de los más desfavorecidos ante el Estado; y aprovechamiento de las potencialidades redistributivas de la política fiscal, tanto por el lado de los ingresos como por el del gasto público.
c) El éxito de la transformación productiva con equidad estaría muy influido por el logro de una integración regional; dicha integración habría de estar basada en criterios sectoriales, tener ámbitos subregionales y ser graduales, de forma tal que tomasen protagonismo las empresas, instituciones y las asociaciones en aras de la competitividad y la rentabilidad.
La transformación productiva debería darse en un contexto institucional determinado y éste tendría que ser democrático, pluralista y participativo. Las estrategias políticas deberían reflejar la voluntad mayoritaria y estar sujeta a los cambios que ésta determine; además, la concertación estratégica se convertiría en herramienta decisiva de la transformación productiva con equidad y en ella el papel del Estado pasaría por ser el anfitrión de la misma y generar comportamientos convergentes con los propósitos comunes (CEPAL, 1990-c, pp. 15-16).
La transformación productiva con equidad planteaba la necesidad de generar un círculo virtuoso entre crecimiento, competitividad, progreso técnico y equidad, al igual que hicieron otros países de industrialización tardía. La equidad favorecería el crecimiento, pues permitiría la existencia de un patrón de consumo compatible con una mayor inversión y promovería patrones de comportamiento, de valorización social y de liderazgo favorables al crecimiento. Además, la equidad reforzaría la competitividad auténtica (basada en el progreso técnico), ya que favorecería la difusión, asimilación progresiva y adaptación de patrones tecnológicos adecuados, la homogeneización de productividades y de patrones de comportamiento y, de esta forma, la capacidad de inserción internacional. Una sociedad no equitativa sólo favorecería la competitividad espuria o de corta vida (basada en bajos salarios o en la explotación de los recursos naturales), dificultando que los recursos se encauzasen hacia el progreso técnico y redirigiéndolos hacia el consumo o hacia el exterior; así, al poco tiempo, la competitividad espuria se iría erosionando y el crecimiento se ralentizaría. De esta forma, los países que enfatizasen la competitividad descuidando la equidad no se insertarían sólidamente en los mercados internacionales y los que priorizasen la equidad descuidando la competitividad verían como sus economías se deterioraban, perjudicando de este modo la equidad conseguida (CEPAL, 1990-c, pp. 63-99).
Las formas tradicionales de intervención del Estado también deberían modificarse aumentando su eficacia y eficiencia sobre el sistema económico, sin que ello signifique necesariamente ni el aumento ni la disminución del sector público. El fortalecimiento de la competitividad, basada en la incorporación del progreso técnico y la evolución hacia una mayor equidad, pasaría a ser la prioridad de la acción pública. También serían necesarias nuevas formas de planificación que permitiesen una mejor articulación entre las decisiones a corto, a medio y a largo plazo, una mayor articulación intersectorial y un respaldo técnico a la concertación estratégica (CEPAL, 1990-c, pp. 63-99).
La transformación productiva con equidad propuesta en este informe se apoyaba, por tanto, en tres pilares fundamentales, la interdependencia internacional, la competitividad y la concertación social.
Durante los años noventa la CEPAL ha venido desarrollando las ideas que se esbozaban en Transformación productiva con equidad y ha elaborado varios informes sobre ello, destacando: El desarrollo sustentable: transformación productiva, equidad y medio ambiente; Equidad y transformación productiva: un enfoque integrado; Educación y conocimiento: eje de la transformación productiva con equidad; Población, equidad y transformación productiva; El regionalismo abierto en América Latina y el Caribe (Lahera et al., 1995; Ottone, 1992-1993).
En el enfoque integrado (CEPAL, 1992-d) se defendía la idea de que las políticas económicas no sólo deberían estar al servicio del crecimiento sino también de la equidad y que las políticas sociales, además de preocuparse por la equidad, habrían de tener un efecto productivo y de eficiencia que redundase en el crecimiento económico.
De las tres políticas que contribuyen a la equidad, empleo productivo, inversión en recursos humanos y transferencias, sólo la última no favorece el crecimiento. En este sentido, la CEPAL apoyaba su estrategia en el progreso técnico, el empleo productivo y la inversión en recursos humanos, para tratar que los pobres acumulasen el capital necesario para salir de su situación de pobreza; las políticas asistenciales perderían relevancia frente a las políticas productivistas. El capital acumulado por los pobres, bien utilizado en promover la competitividad, implicaría mayor crecimiento, al igual que economías abiertas con equilibrios macroeconómicos y equilibrio social reforzarían la competitividad, con lo que la equidad y el desarrollo pasarían a ser complementarios en lugar de competitivos.
Un elemento central del enfoque integrado era, por tanto, la ampliación del empleo productivo en sectores de creciente productividad, con remuneraciones adecuadas, en favor de los más pobres, pero como éste sería un proceso lento, se precisaría de una serie de medidas redistributivas complementarias. Dichas medidas podrían ser: la ampliación de los mercados de capital a las pequeñas, medianas y microempresas; el establecimiento de programas masivos de capacitación para microempresarios, trabajadores por cuenta propia y campesinos; la aprobación de reformas legislativas que favoreciesen la creación de microempresas; la adecuación de los servicios sociales en favor de los más pobres; el fomento de las organizaciones de ayuda mutua y de representación de los pobres ante el Estado; y el aprovechamiento de la capacidad redistributiva de la política fiscal.
Para fomentar la relación entre competitividad y equidad se precisaría de la formación de los recursos humanos (capacitación, educación, ciencia y tecnología), por lo que la educación y el conocimiento se convertirían en un eje de la transformación productiva con equidad; este aspecto fue recogido en el documento (CEPAL, 1992-c) así denominado en cuya elaboración participó junto a la CEPAL, la UNESCO.
El ciclo educativo que surgió en América Latina en la posguerra estaba agotado, había caído la calidad de la educación y su capacidad integradora en el sistema productivo, la capacitación en las empresas era embrionaria, la formación técnica era obsoleta y la investigación científica era insuficiente y alejada del sistema productivo. La transformación productiva con equidad requeriría, por tanto, de un nuevo sistema educativo, cuya definición que habría de estar basada en el consenso social y en la visión estratégica del desarrollo que tuviese el Estado. La reforma del sistema educativo habría de centrarse en dos objetivos, la ciudadanía (equidad, responsabilidad social, transmisión de valores y formación de cultura democrática) y la competitividad (adquisición de habilidades y destrezas para el trabajo productivo). Deberían ser principios inspiradores de la reforma, la equidad (igualdad de oportunidades y compensación de diferencias) y el esfuerzo (evaluación de los rendimientos e incentivo a la innovación). Los lineamientos que se proponían eran la integración (dirigida a fortalecer la capacidad institucional de los países) y la descentralización (dirigida a favorecer una mayor autonomía de la acción educativa, tratando de asegurar los rendimientos y responsabilizar a los agentes de los resultados).
La estrategia educativa de la CEPAL a puntaba a la combinación de criterios rectores tradicionales (ciudadanía, equidad e integración) y modernos (competitividad, esfuerzo y descentralización).
El desarrollo sustentable ha sido otro de los aspectos del desarrollo de la transformación productiva con equidad, donde ésta se puso en relación con el medio ambiente (CEPAL, 1993-c). Una estrategia de crecimiento basada en la exportación de los recursos naturales, manufacturados o no, no podría ser sostenible y esa competitividad espuria se iría erosionando en poco tiempo, a la vez que iría empeorando la calidad de vida de la población. Por tanto, la conservación del medio ambiente sería un elemento más de la estrategia de desarrollo, una vez superada la falaz dicotomía entre medio ambiente y desarrollo.
Para incorporar la dimensión ambiental en el proceso de desarrollo la actividad prioritaria debería ser la formulación de políticas nacionales de educación y comunicación, al objeto de aumentar la conciencia pública sobre le problema de sustentabilidad del desarrollo.
Además, se haría necesaria una mayor reglamentación ambiental en materia de salud, contaminación de mares, gestión de cuencas hidrográficas, transporte, eliminación de residuos peligrosos, etc. También se hacía imprescindible vincular la política económica con el medio ambiente, de forma que los precios de los bienes y servicios reflejasen el coste social de su producción (impuestos de contaminación a las industrias, tarifas de circulación vial, peajes en zonas congestionadas de grandes ciudades, sobre-precio de la energía...) y que se incluyese el impacto ambiental en la evaluación de los grandes proyectos de inversión. Por otro lado, podría haber una importante fuente de dinamismo económico en todas aquellas actividades vinculadas a las energías limpias, la eliminación de residuos, el tratamiento de aguas, el reciclaje, etc.
En el plano de la inserción internacional, la CEPAL elaboró su propuesta de Regionalismo abierto (CEPAL, 1994-c), con la que trataba de compatibilizar la liberalización de las relaciones económicas exteriores (comerciales y financieras) en el ámbito internacional con los acuerdos de integración regional. La propuesta se basaba en modelos de integración más liberalizadores que las tendencias internacionales, por ejemplo, una reducción arancelarias generalizada de mayor intensidad dentro del área de integración. Con esta estrategia se contribuiría a elevar la competitividad internacional, por la vía de la liberalización, sin perjudicar la integración regional e incluso hemisférica, donde el ingrediente preferencial se considera esencial.
El regionalismo abierto, además, requeriría: una liberalización amplia en términos de sectores y de países; una estabilidad macroeconómica de los países; adecuados mecanismo de pagos y de comercio; la construcción de infraestructura; de la armonización de normas comerciales, regulaciones internas, estándares y normas laborales y de inmigración; un arancel exterior común moderado; el refuerzo de los organismos regionales de apoyo a la balanza de pagos; unos mecanismos rápidos de consulta y resolución de conflictos; las políticas de defensa de la competencia; y unos esquemas flexibles de integración, de forma que la dinámica del proceso impusiera el ritmo del desarrollo institucional.
En los últimos años la producción de documentos de desarrollo de la propuesta de Transformación productiva con equidad ha disminuido sensiblemente; aun así merece la pena destacar los documentos Fortalecer el desarrollo: interacciones entre macro y microeconomía (CEPAL, 1996-c) y El pacto fiscal: fortalezas, debilidades, desafíos (CEPAL, 1998-c).
Todos estos documentos han permitido a la CEPAL profundizar en su propuesta y seguir enriqueciendo el pensamiento neoestructuralista durante la década de los noventa.

domingo, 20 de julio de 2008

NEOLIBERALISMO: ASPECTOS SOCIALES

Será, primordialmente, una revolución que resurge de la lucha en variados frentes sociales, con muchos métodos, bajo diferentes formas sociales, con grados diversos de compromiso y participación.

Temas tratados:
- Neoliberalismo: Aspectos Sociales.
- Noeliberalismo y Democracia.
- EL Neoliberalismo en América Latina.
- El Neoliberalismo; ¿Una Nueva Religión?.
- La Social Democracia y la Planeación Estratégica.
- Keynes Alreves.
- Frente a los cuatro modelos de planeación.

EL NEOLIBERALISMO: ASPECTOS SOCIALES.
El neoliberalismo como ideología contiene significados, ideas, y valores basados en los principios sociales del liberalismo clásico: el mercado libre, el individualismo, la ocupación con un egoísmo estrecho, y el propósito que éstos lograrán el bienestar social. El neoliberalismo también ofrece un repertorio de estrategias a través de los cuales se puede dominar, subordinar, asimilar y excluir a la gente. El neoliberalismo es una respuesta a un ciclo anterior de lucha por la parte de obreros, estudiantes, mujeres, minorías y campesinos que llevó el neoliberalismo a un punto de crisis; una respuesta que busca deshabilitar a todos estos grupos convirtiendo sus diferencias en antagonismos de salarios, raza, género y etnicidad.
Los programas políticos neoconcervativos del neoliberalismo socava a la clase media reduciendo su temor del descenso contra ellos quienes luchan más abajo en la jerarquía de salarios. La reducción de programas sociales y derechos legales tratan de deshabilitar a los movimientos comunitarios, dejándolos susceptibles a las demandas de las grandes empresas. Las luchas por igualdad son atacadas por la criminalización de programas de Affirmative Action. El triunfo de lograr una heterogeneidad cultural en el sistema escolar y universitario se enfrente con la reducción en la diversidad de la facultad, en el plan de cursos y en la fundación de programas. La libertad reproductiva de la mujer, la liberación sexual y la independencia económica han sido atacadas ferozmente por los ultra cristianos a la derecha. La homofobia de éstos también da la oportunidad de reducir los derechos gay a través de la violencia privada y las leyes públicas.
El neoliberalismo xenofóbico ha sido utilizado para promover una histeria antimigrante y un temor de la gente de color. Tales esfuerzos han producido comunidades y sitios de trabajo amurallados y vigilados.

EL NEOLIBERALISMO Y LA VIOLENCIA.
La violencia, manifiesta y estructural, está al centro de la creación de tales antagonismos. La violencia manifiesta o física ha sido promulgada legalmente por el terrorismo en masa, y la militarización de la frontera y muchas comunidades. Ha sido promulgada ilegalmente por linchamientos privados, la violación, golpeos a manos de las fuerzas públicas y tiroteos e incendios a manos de grupos paramilitares. La violencia estructural, social como económica, se ha hecho resaltada a través de símbolos, la ideología y programas públicos para someter a unos y amenazar a otros con los horrores de la pobreza, hambre, las enfermedades evitables, la mal educación, la servidumbre y la privación del derecho de ciudadanía.
A pesar de una retórica penetrante que exige un límite al gobierno, el estado en realidad ha aumentado su papel intruso en la sociedad por la guerra contra las drogas, la vigilancia de poblaciones y la intervención domésticas e internacional, de la policía y las fuerzas armadas. El ejercito, el INS, el FBI y otras unidades militares y agencias policiales han empezado una guerra de baja intensidad en la frontera y en áreas urbanas, con operaciones como Operation Hammer, operation Rock Crusher, y Operation Hold the Line. Prisioneros y campamentos de trabajo en crecimiento rápido alojan a un número creciente de jóvenes de color, criminalizados por ser joven, por asociarse con comunidades alternativas, y por tratar de explotar mercados lucrativos e ilícitos.

LA RESISTENCIA.
La resistencia a toda esta violencia manifiesta y estructural ha sido a la vez individual y colectiva. Los esfuerzos más efectivos han sido basados en luchas anteriores donde la gente aprendió a trabajar en conjunto en redes informales autónomas, en comunidades y espacios sociales que acepten la diferencia y la diversidad. No ha sido fácil para los neoliberales reducir los triunfos de los años 60s y 70s. El pueblo ha resistido los ataques sobre los sueldos, los gastos sociales, y el tiempo libre a través de retrasos de trabajo, robos, sabotaje y motines. Otros han explotado mercados alternativos a través del comercio ilícito y de sistemas clandestinos de redistribución. Aún otros han elaborado nuevas críticas culturales por la música, el arte y el teatro.

LA LUCHA CONTRA PROGRAMAS SOCIALES NEOLIBERALES.
La superación de programas sociales neoliberales se depende de la transformación creativa de instituciones tradicionales en nuevas redes sociales que permiten a la gente tomar control de su propio aprendizaje, redistribuir sus recursos conforme a sus necesidades, y gozar de la diferencia sin antagonismo, mientras que busque la elaboración de sus propios deseos. Mucha gente se ha quebrado con la exaltación restrictiva de la familia nuclear tradicional, siguiendo alternativas de modas de vida, arreglos de vivienda, y relaciones sociales. Otros han disputado abiertamente los valores neoliberales de propiedad privada, la competición y el énfasis en el éxito individual que viene del trabajo sin fin y el consumo ostentoso. Llegando a ser parte de barrios y organizaciones y centros comunitarios, la gente promueve esfuerzos cooperativos en la producción y distribución de necesidades mientras que trasforma sus relaciones personales en formas más autorizantes y mutualmente sustentadoras. Muchas de estas alternativas han incorporado una búsqueda para nuevas vías de entrada a interrelaciones entre seres humanos y el resto de la naturaleza. La abolición exitosa de programas sociales neoliberales solo puede ser realizada superando los viejos métodos con los esfuerzos de construir un nuevo mundo y así proveer la fuerza necesaria para la destrucción de esos viejos programas.

NEOLIBERALISMO Y DEMOCRACIA.
Hoy, en el despertar de la crisis del Keynesianismo, el neoliberalismo racionaliza la destrucción no solamente de comunidades tradicionales sino también de programas sociales del gobierno ganados en luchas anteriores para proteger a la gente de las fuerzas del mercado. Se trata de imponer el valor del mercado en todas las esferas de la vida. La naturaleza, la contaminación, el bienestar humano, la educación y todo comportamiento social están medidos puramente por su contribución a hacer ganancias en la histeria capitalista más insana que el mundo ha conocido. El cambio neoliberal de programas públicos al sector privado ha tratado de remover todas las protecciones de las fuerzas del mercado. Transferiendo poder de la legislatura al ejecutivo, se ha reducido la efectividad de presión por parte de las masas. El uso de los medios de comunicación para dominar el debate electoral ha concentrado el poder en las manos de los adinerados y ha fortalecido el monopolio de partidos políticos y sus patrocinadores empresariales.

RESISTIENDO LA POLÍTICA NEOLIBERAL.
Se ha resistido ha todos estos cambios, a veces de una manera parcial, por ejemplo el esfuerzo para proteger programas de beneficio social, a veces estructuralmente, por ejemplo, los esfuerzos para detener la poca democracia que hay en sistemas políticos contemporáneos. Ha habido más logros en estas luchas que lo que usualmente se reconoce. Si comparamos lo que los neoliberales han querido hacer con lo que han sido capaces de hacer hasta ahora, podemos ver el alcance de sus derrotas. Un problema importante con la mayoría de estas luchas de resistencia, sin embargo, es que al aceptar la estructura del sistema en sí misma, solo han podido aspirar a reformas marginales. Los mejores medios para resistir neoliberalismo quedan afuera y en contra de su propio marco no democrático.


COMO LUCHAR EN CONTRA DE LA POLÍTICA NOELIBERAL.
Lo que esta historia de política liberal, Keynesiana y neoliberal enseña es la necesidad de transformar radicalmente las estructuras de la política: las maneras en que la gente se reúne para hacer decisiones colectivas y públicas sobre como vive. La fachada democrática de políticos profesionales debe ser desgarrada y nuevas formas de política democrática inventadas. Aunque partidos basados en ideología pueden sobrevivir, deben ser reducidos solamente a una forma de auto-organización colectiva entre otros dentro de un sistema verdaderamente democrático. Hay alternativas, una variedad amplia de auto-actividad política requiriendo una democracia más participativa contribuyó a la caída del Keynesianismo y desafía a los esfuerzos neoliberales de reprimirla o coaptarla. La lucha política, hoy debe crear más espacio por tal auto-actividad para elaborar y consolidarse a sí mismo, en todos los niveles, en cada aspecto de la sociedad. La gente indígena de Chiapas han articulado claramente la clave conceptual y organizacional para la democracia: autonomía. La manera de organizarlo cambia mucho pero la autonomía de las comunidades de grupos étnicos y lingüísticos, de las regiones y otros grupos auto-definidos es la única manera posible para un verdadero pluralismo, un neo-pluralismo que sea verdaderamente democrático. Autonomía no significa abolición de la política o fragmentación de las sociedades. La política es un elemento ineludible de la vida social humana. La política autonómica simplemente rehusa la estructuración de esta dinámica a través de la imposición de una serie de reglas universales de valores y de comportamiento. En cambio, se celebra una visión de diálogo sin fin e interacción dentro de una comunidad de comunidades siempre cambiante, tanto en escala local como universal.







EL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA.
Carta de los Provinciales Latinoamericanos de la Compañía de Jesús.
Queridos compañeros:
1. Nosotros, Superiores Provinciales de la Compañía de Jesús en América Latina y el Caribe, siguiendo el llamado de la Congregación General 34 a profundizar nuestra misión fe-justicia. Queremos compartir con todos los que participan de la misión apostólica de la Compañía de Jesús en el continente y todas aquellas personas preocupadas y comprometidas con la suerte de nuestro pueblo, especialmente los más pobres, algunas reflexiones sobre el llamado neoliberalismo en nuestros países. Nos resistimos a aceptar tranquilamente que las medidas económicas aplicables en los últimos años en todos los países latinoamericanos y el Caribe, sean la última manera posible de orientar la economía y que el empobrecimiento de millones de latinoamericanos sean un costo irremediable de un futuro crecimiento. Detrás de estas medidas económicas existe una estrategia política, subyace una concepción de la persona humana y una cultura que es necesario discernir desde nuestros propios modelos de la sociedad a la que aspiramos y por la cual trabajamos, al lado de tantos hombres y mujeres movidos por la esperanza de vivir y dejar a las futuras generaciones una sociedad más justa y humana.
2. Las consideraciones presentadas no pretender ser el análisis científico de un asunto complejo que requiere investigación desde muchas disciplinas.
Son solamente reflexiones que encontramos pertinentes sobre las consecuencias y criterios del neoliberalismo; y características de la sociedad que anhelamos. Nuestra preocupación principal, al compartir estas reflexiones, es de orden ético y religioso. Los comportamientos económicos y políticos a lo que nos referimos reflejan en el ámbito de lo público los límites y los contra valores de una cultura fundada en una concepción de la persona y la sociedad ajena al ideal cristiano.




LA SOCIEDAD DE LA QUE SOMOS PARTE.
3. En el umbral del siglo XXI las comunicaciones nos unen estrechamente, la tecnología nos da nuevas posibilidades de conocimiento y creatividad, y los mercados penetran todos los espacios sociales. En contraste con la década pasada, la economía de la mayoría de nuestros países ha vuelto a crecer.
4. Este auge material, que podría abrir esperanza para todos deja sin embargo a multitudes en la pobreza, sin posibilidades de participar en la construcción del destino común, amenaza la identidad cultural y destruye los recursos naturales. Calculamos que en Latinoamérica y el Caribe por lo menos 180 millones de personas viven en la pobreza y 80 millones sobreviven en la miseria.
5. Las dinámicas económicas que producen estos efectos perversos tienden a transformarse en ideologías y absolutizar ciertos conceptos: el mercado, por ejemplo, de un instrumento útil y hasta necesario para elevar y mejorar la oferta y reducir los precios, pasa a ser el medio, el método y el fin que gobierna las relaciones de los seres humanos.
6. Para lograrlo, se generalizan en el continente las medidas conocidas como neoliberales.
· Ellas ponen el crecimiento económico y no la plenitud de todos los hombres y mujeres en armonía con la creación como razón de ser de la economía.
· Restringen la intervención del estado hasta despojarlo de responsabilidades por los bienes mínimos que se merece todo ciudadano por ser persona.
· Eliminan los programas generales de creación de oportunidades para todos y los sustituyen por apoyos ocasionales a grupos focalizados.
· Privatizan empresas con el criterio de que en todos los casos el estado es mal administrador.
· Abren sin restricciones las fronteras a mercancías, capitales y flujos financieros y dejan sin suficiente protección a los productores más pequeños y débiles.
· Hacen silencio sobre el problema de la deuda externa cuyo pago obliga a recortar drásticamente la inversión social.
· Subordinan la complejidad de la hacienda pública al ajuste de las variables macroeconómicas: presupuesto fiscal equilibrado, reducción de la inflación y balanza de pagos estables; como sí allí se siguiera todo bien común y no se generarán nuevos problemas para la población que tienen que ser atendidos simultáneamente.
· Insisten en que estos ajustes producirán un crecimiento que, cuando sea voluminoso, elevará los niveles de ingreso y resolverá por rebalse la situación de los desfavorecidos.
· Para incentivar la inversión privada, eliminan los obstáculos que podrían imponer las legislaciones que protegen a los obreros.
· Liberan a grupos poderosos de impuestos y de la obligación con el medio ambiente y los protegen para acelerar el proceso de industrialización, y así provocan una concentración todavía mayor de la riqueza y el poder económico.
· Ponen la actividad política al servicio de esta política económica, con lo que caen en la paradoja de quitar todas las trabas al libre ejercicio del mercado, y al mismo tiempo controles políticos y sociales, por ejemplo a la libre contratación de mano de obra, para garantizar la hegemonía del mercado libre.
7. Debemos reconocer que estas medidas de ajuste han tenido también aportes positivos. Cabe señalar la contribución de los mecanismos del mercado para elevar la oferta de bienes de mejor calidad y precios. La reducción de la inflación en todo continente. En quitar a los gobiernos tareas que no les competen para darles oportunidad de dedicarse, si quieren, al bien común. La conciencia generalizada de austeridad fiscal que utilizan mejor los recursos públicos. Y en el avance de las relaciones comerciales entre nuestras naciones.
8. Pero estos elementos están lejos de compensar los inmensos desequilibrios y perturbaciones que causa el neoliberalismo en términos de concentración de los ingresos, la riqueza y la propiedad de la tierra; multiplicación de masas urbanas sin trabajo o que subsisten en empleos inestables y pocos productivos; quiebra de miles de medianas y pequeñas empresas, destrucción y desplazamiento forzado de poblaciones indígenas y campesinas; expansión del narcotráfico basado en sectores rurales cuyos productos tradicionales quedan fuera de competencia; desaparición de la seguridad alimentaria; aumento de la criminalidad provocada no pocas veces por el hambre; desestabilización de las economías nacionales por los flujos libres de la especulación internacional; desajuste en comunidades locales por proyectos de empresas multinacionales que presiden de los pobladores.
9. En consecuencia, al lado de un crecimiento económico moderado, aumenta en casi todos nuestros países el malestar social que se expresa en protestas ciudadanas y huelgas. Vuelve a tomar fuerza en algunos lugares la lucha armada que nada soluciona. Aumenta el rechazo a la orientación general que, lejos de mejorar el bien común, profundiza las causa tradicionales del descontento popular: la desigualdad, la miseria y la corrupción.

LA CONCEPCIÓN DEL SER HUMANO.
10. Detrás de la racionalidad económica que suele llamarse neoliberal hay una concepción del ser humano que delimita la grandeza del hombre y la mujer a la capacidad de generar ingresos monetarios. Exacerba el individualismo y la carrera por generar y poseer, y lleva fácilmente a atentar contra la integridad de la creación. En muchos casos desata la codicia, la corrupción y la violencia. Y, al generalizarse en los grupos sociales, destruye radicalmente la comunidad.
11. Se impone así un orden de valores donde priva la libertad individual para acceder al consumo de satisfacciones y placeres; que legitima, entre otras cosas, la droga y el erotismo sin restricciones. Una libertad que rechaza cualquier interferencia del estado en la iniciativa privada, se opone a planes sociales, desconoce la virtud de la sociedad, y solo acepta las leyes del mercado.
12. Por el proceso de la globalización de la economía, esta manera de comprender al hombre y a la mujer penetra nuestros países con contenidos simbólicos de gran capacidad de seducción. Gracias al dominio sobre los medios de comunicación de masas rompen las raíces de identidad de culturas locales que no tienen poder para comunicar su mensaje.
13. Comúnmente los dirigentes de nuestras sociedades, articulados a estos movimientos de globalización y embebidos en la aceptación indiscriminada de las razones del mercado, viven como extranjeros en sus propios países sin dialogar con el pueblo, lo consideran obstáculo y peligro para sus intereses, y no como hermano, compañero o socio.
14. De manera más general, esta concepción considera normal que nazcan y mueran en la miseria millones de hombres y mujeres del continente incapaces de generar ingresos para comprar una calidad de vida más humana. Por eso los gobiernos y las sociedades no experimentan el escándalo frente al hombre y la incertidumbre de multitudes desesperanzadas y perplejas ante los excesos de los que usan, sin pensar en los demás, los recursos de la sociedad y de la naturaleza.


LA SOCIEDAD QUE QUEREMOS.
15. Gracias a Dios, hay iniciativas de transformación que insinúan el resurgimiento de un mundo nuevo desde diversos grupos culturales, etnias, generaciones, género y sectores sociales.
16. Animados por estos esfuerzos queremos ayudar a construir una realidad más cercana al reino de justicia, solidaridad y fraternidad del evangelio; donde la vida con dignidad sea posible para todos los hombres y mujeres.
17. Una sociedad donde toda persona pueda acceder a los bienes y servicios que se merece por haber sido llamada a compartir este camino común hacia Dios. No reclamamos la sociedad de bienestar, de las satisfacciones materiales ilimitadas, sino una sociedad justa, donde nadie quede excluido del trabajo y del acceso a bienes fundamentales para la realización personal como la educación, la nutrición, la salud, el hogar y la seguridad.
18. Queremos una sociedad donde todos y todas podamos vivir en familia y mirar al futuro con ilusión, compartir la naturaleza y legar sus maravillas a las generaciones que nos sucederán.
19. Una sociedad atenta a las tradiciones culturales que dieron identidad a los pueblos indígenas; a los pobladores que llegaron de otra parte, a los afro americanos y mestizos.
20. Una sociedad sensible a los débiles, a los marginados, a quienes han sufrido los impactos de procesos socioeconómicos que no ponen al ser humano en primer lugar. Una sociedad democrática, construida participativamente, donde la actividad política sea la opción de los que quieren entregarse al servicio de los intereses generales que imponen a todos.
21. Somos conscientes de que alcanzar este tipo de sociedad tiene un precio elevado, por los cambios de actitudes, hábitos y valoraciones que exige. Nos reta a hacer aquellos elementos positivos de la modernidad, como el trabajo, la organización, la eficiencia, sin los cuales no podemos construir esa sociedad que soñamos. Queremos finalmente contribuir a al construcción de una comunidad latinoamericana entre nuestros pueblos.

TAREAS
22. Tenemos delante una tarea enorme para realizar en distintos campos: emprender al lado de muchos otros, a partir de nuestras universidades y centros de estudio, investigación y promoción, un esfuerzo intelectual de gran envergadura en ciencias sociales, teología y filosofía, para conocer el neoliberalismo, explicar su racionalidad profunda y sus efectos sobre el ser humano y la naturaleza. Sopesar en el discernimiento las líneas de acción que se sigan del análisis, y tomar las opciones pertinentes.
23. Este conocimiento y estas decisiones deben llevarnos a:
· Acompañar el camino de las víctimas, desde comunidades de solidaridad. Para proteger los derechos de los excluidos, y emprender con ellos, en el diálogo con los sectores que controlan las decisiones, la construcción de la más inclusiva o incluyente de las sociedades posibles.
· Fortalecer las tradiciones culturales y espirituales de nuestros pueblos para que se sitúen, desde su propia identidad, en el espacio de las relaciones globalizadas sin menoscabo de su riqueza simbólica y su espíritu comunitario.
· Incorporar en el trabajo educativo, que hacemos con muchos otros, el orden de valores necesario para formar personas capaces de preservar la primicia del ser humano en el mundo que compartimos, y dar a los alumnos la preparación requerida para entender y trabajar en la transformación de esta realidad.
· Resistir particularmente a la sociedad de consumo y su ideología de la felicidad basada en la compra sin límite de satisfacciones materiales.
· Comunicar por todos los medios los resultados del análisis sobre le neoliberalismo, los valores que deben ser preservados y promovidos y las alternativas posibles.
· Proponer soluciones viables en los espacios donde se toman las decisiones globales y macroeconómicas.
24. Trabajaremos por fortalecer el valor de la gratitud, en un mundo donde todo se exige por un precio; por estimular el sentido de la vida sobria y la belleza simple; por favorecer el silencio interior y la búsqueda espiritual y por vigorizar la libertad responsable que incorpora decididamente la práctica de la solidaridad, desde la espiritualidad de San Ignacio de Loyola comprometida en la transformación del corazón humano.
25. Para hacer creíble nuestro empeño, y para mostrar nuestra solidaridad con los excluidos del continente y evidenciar nuestra distancia del consumismo, procuraremos no solamente la austeridad personal, sino también que nuestras obras e instituciones eviten todo tipo de ostentación y empleen medios coherentes con nuestra pobreza. En su política de inversiones y de consumo no deberán apoyar a empresas que notoriamente infringen los derechos humanos y vulneren la ecología.
Queremos así reafirmar la opción radical de fe que nos llevó a responder el llamado de Dios en el seguimiento de Jesús en pobreza, para ser más eficaces y libres en la búsqueda de la justicia.
26. Buscaremos con muchos otros una comunidad nacional y latinoamericana solidaria, donde la ciencia, la tecnología y los mercados estén al servicio de todas las personas de nuestros pueblos, donde el compromiso con los pobres ponga en evidencia que el trabajo por la plenitud de todos los hombres y mujeres, sin exclusiones, sea nuestra contribución, modesta y seria, a la mayor gloria de Dios en la historia y en la creación. Esperamos que estas reflexiones animen los esfuerzos por mejorar nuestro servicio a los pueblos latinoamericanos.

EL NEOLIBERALISMO; ¿Una nueva religión?
Por Horst Kurnitzky.

“La democracia en sí misma jamás ha sido un valor central del neoliberalismo.”
Friedrich Hayek.
Liberada al fin de la pasada confrontación este-oeste y, con ello, de la falsa alternativa de la planificación económica socialista, hoy en día, la democracia económica de libre mercado se está zafando, también en el mundo occidental, de las últimas ataduras impuestas en los pasados 100 años por los movimientos obreros y las ideas de economistas como John Maynar Keynes. Desde su nuevo centro, Chicago, comenzó su victoriosa marcha por el mundo bajo la bandera del neoliberalismo. Su llamamiento declara, “dejar el mercado al libre juego de las fuerzas de la competencia”, se ha constituido en un concepto de bienestar que reconoce en estas fuerzas la única regulación que, elevadas al rango de fuentes de la riqueza, garantiza no solamente el bienestar social sino también en última instancia, el bienestar individual.
No es algo nuevo decir que el concepto básico de la ideología neoliberal descansa, sobre todo, en la idea de que la libertad del hombre es debida a la protección de la propiedad y al ilimitado aprovechamiento e igualmente ilimitado intercambio de los bienes producidos. En los Bill of Rights de Norteamérica y en la Declaración de los Derechos del Hombre de la Revolución Francesa ya estaban establecidos estos derechos fundamentales que hasta hoy pertenecen a las irrenunciables garantías fundamentales que otorga el Estado de Derecho. Esta es la protección asegurada por tribunales independientes de la libertad, igualdad y propiedad. Cuando el 8 de Junio de 1.774, el ciudadano Robespierre, armado con un ramo de flores en una mano y una antorcha en la otra, proclamó la Religión de la Humanidad en París, ya era común entre la opinión pública creer que la naturaleza divina, a la cual en última instancia le debemos todo, también encierra los poderes que prometen la felicidad y el bienestar del hombre. El reino de estos poderes sin límites automáticamente garantiza esto. La meta señalada por los economistas liberales es abolir cualquier limitación artificial del comercio y de la industria a fin de que los hombres sean libres para perseguir sus intereses individuales.
El poder de interpretación y por ello en parte también el poder político que hasta entonces correspondía a los representantes de dios en la tierra se trasladó, en la ilustración, a los mediadores entre la naturaleza y la sociedad. Con la misma autoridad con la que los líderes eclesiásticos proclamaron la voluntad de Dios y supieron imponer sus intereses, ahora las revoluciones liberales podrían citar el libro de la Naturaleza, interpretar las leyes naturales y, y cuando les era posible, aprovecharlas en su favor. También se podría decir que los liberales sustituyeron a la Biblia por Libro de la Naturaleza. Cuando antes el benevolente o encolerizado dios dirigía tanto la economía como la sociedad, era entonces la mano invisible la fuerza dinámica e impulsora que, desde atrás, arreglaba la reciprocidad de acción entre oferta y demanda.
La nueva religión de la humanidad, que reconoce el hombre como único ser supremo, ha liberado sus necesidades psíquicas y sus cualidades de carácter de la tutela social, ignorando sus condiciones de desarrollo tanto históricas como sociales y, en consecuencias, las ha elevado al rango de formas naturales de expresión y existencia que no deben ser restringidas. Esta condición del hombre está libre de cualquier responsabilidad social. Perseguir sin límites sus intereses personales también quiere decir perseguir a la naturaleza inconscientemente; ahí donde domina la ley de la selva, donde el instinto lo es todo y la reflexión y la responsabilidad social están canceladas. De este modo, la sociedad se convierte en una sociedad de sacrificio total, es decir, el sacrificio pierde su elemento racionalizante y la masacre social lo sustituye.
Sustituir la todo poderoso y también injusto dios creador por una no menos todopoderosa pero inhumana naturaleza significa dejar a la sociedad en manos de un – en muchos sentidos – desconocido sujeto que, como dios, está reconocido como creador de la sociedad humana pero no es responsable de los hombres ni de la sociedad. La naturaleza como sujeto no establece ninguna relación humana con la sociedad. El amor y el odio sobre los que se constituye la sociedad son objetos de investigación de las ciencias sociales, aunque para la naturaleza inconsciente, estas emociones no sean elementos de una formación reactiva. La naturaleza no piensa ni siente, no es un ente social.
Además, las leyes de la naturaleza, que para el liberalismo también incluyen a la economía y a la sociedad, están formuladas por un interés dirigido hacia la sumisión y la explotación. Su carácter provisional, las ciencias siempre entienden las leyes de la naturaleza como hipótesis, el cual amplía el conocimiento de la naturaleza, esto es, la imagen que nosotros nos hacemos de ella, indica, sobre todo, el progreso de las técnicas de explotación de la naturaleza misma.
Francis Bacon, quien como accionista de la East Indian Company debía saber esto, en su Nueva Atlantis. Con otras palabras, leer el Libro de la Naturaleza quiere decir ganar poder sobre ella. Quien conoce su nombre aprehende sus leyes, es decir, tiene poderes sobre la naturaleza, como no lo enseñan el cuento de los hermanos Grimm del Enanito Rumpelstilzchen. Para los revolucionarios liberales del nuevo orden económico, la naturaleza era un dios y un demonio al mismo tiempo; como una arcaica figura de culto que tenían que poner a su servicio.
Pero hay algo que añadir: la meta de la aspiración humana era bajada del cielo a la tierra. Puesto que el paraíso prometido por la religión todavía tenía que ser comprado por medio de sacrificios, éste ya no fue colocado en el más allá, sino en la vida terrenal, como un fuego fatuo brillando en el horizonte del progreso social. Sólo la acumulación de la riqueza social e individual, es decir, la ambición de fortuna en la vida económica la persecución imperturbable de los intereses personales automáticamente conduce a ala tierra prometida. Así lo planteó en todos los casos la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Desde entonces, la ambición de fortuna no fue un derecho humano sino un deber. En el país de las grandes oportunidades, hasta hoy en día, juventud, fortuna y éxito económico son los requisitos del prestigio social.
Finalmente, la idea del progreso condujo y para entonces ya estábamos en el siglo XIX a este concepto de evolución que formuló Charles Darwin como la ley de la supervivencia de los más aptos (Survival of the fittest). Como lucha por la existencia, este principio de la evolución de las especies se convirtió en un lema empleado para la descripción de liberales procesos económicos y sociales. Con todo esto, muchas veces no se entiende que la lucha por la existencia en la naturaleza no tiene lugar entre el gato y el ratón sino entre el ratón que se traga al gato y el ratón que escapa, una oportunidad de sobrevivir que, en la lucha económica no existe para los débiles.
Tampoco resulta claro que las leyes de la naturaleza, formuladas por Darwin, de hecho son una proyección de las leyes del liberalismo económico de su tiempo a la naturaleza. Lo que se busca se encuentra; de todos modos, la experiencia de cualquier progreso es el resultado de una lucha que ha influido profundamente en el pensamiento y en las acciones de la sociedad. Hasta hoy, no existe ninguna doctrina económica influyente que de alguna manera no tenga sus bases en el postulado de la libre competencia como fundamento al progreso, el crecimiento y bienestar social; y la única ley que admite el neoliberalismo es la de Darwin pero formulada con un poco más de elegancia: En lugar del survival of the fittest ha sido retomado por el laissez faire.
Una parte de las drásticas transformaciones de nuestro tiempo ha sido la liberación económica y social de aquellas sociedades que por decenios estuvieron sometidas a la absoluta tutela de un partido único y de una economía de planificación burocrática: Los estados de la antigua Unión Soviética y también una serie de estados del llamado Tercer Mundo que se orientaron al modelo Soviético o que se desarrollaron en una sociedad caracterizada por caudillos nacionales y una dictadura de partido. Todos esos países, en conjunto, siguen un supuesto político económico neoliberal establecido por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que les permite obtener créditos. Está condición se atribuye a la influencia que ha tenido la escuela de Chicago en el grupo de las siete potencias industriales dirigentes. Como en la época del liberalismo, Gran Bretaña ha jugado aquí, un papel protagónico, bajo el nombre de Thacherismo, el neoliberalismo entró, como un costoso experimento, a la historia económica de Inglaterra, destruyendo las posibilidades de vida de amplios estratos sociales. A través de sus principales instrumentos (el comercio mundial, los acuerdos sobre aranceles y las comunidades económicas) este modelo se convirtió en la doctrina general de la política económica contemporánea.
Cuando en 1962 Miltón Friedman con su libro Capitalism and Freemon en cierto modo fundó la nueva escuela del neoliberalismo en Chicago, el público no tomó nota de su intento para revitalizar el liberalismo económico radical. Las dos grandes guerras, en donde tuvo lugar la lucha por la existencia a nivel económico y en consecuencia, también a nivel nacional, no se había olvidado; así como la idea del socialismo, a pesar del terror y la represión en los estados socialistas, no estaban tan arruinada como para que un contramovimiento pudiera ganar terreno. Al contrario, los movimientos para la liberación nacional en el tercer mundo y la crítica a la guerra de Vietnam emprendida por los Estados Unidos, junto con los movimientos políticos de protesta hicieron que las ideas socialistas y sus modelos fueron todavía atractivas.
Finalmente, la crisis económica y la descomposición del mundo socialista que se avizoró a fines de los sesenta, en conexión con la crisis económica y del estado benefactor ocurrida en occidente provocaron un cambio en la política económica mundial. Al hacerse evidente que el estado benefactor no podía financiarse más por los caminos acostumbrados y cuando la alternativa socialista cayó en el descrédito total, la recurrencia a viejas doctrinas de salvación fue notable. Quizá el fracaso del llamado experimento socialista ha impedido entender que la economía mundial, por lo menos en lo que se refiere en las metas humanas del liberalismo, también ha fracasado miserablemente.
¿Qué es la libertad política sin libertad económica, sin que la mayor parte de la población lleve una idea humana con libertad de información y formación?.
Si la economía quiere hacer una declaración relevante acerca de la sociedad debe entenderse a sí misma como una ciencia social.
Precisamente, las sociedades socialistas y fascistas de este siglo no estuvieron al margen del proceso económico sino que siempre formaron parte de la economía mundial. Ambas se entendieron como respuestas al liberalismo, ambas radicalizaron parte del liberalismo: En la sociedad Nazi, la idea del progreso retornó en eugenesia, en criaderos de raza pura, en el salvajismo del mundo de las especies, cuando la misma idea para la sociedad socialista se reducía, como en las sociedades arcaicas tribales, al simple plan de distribución. En lugar de retomar la razón del siglo de las luces para criticar al liberalismo con el fin de transformar la sociedad en una sociedad humanizada y justa para los individuos, las respuestas al liberalismo siempre se refirieron a quimeras sobre el mito del origen: Aquí la horda del origen germánico, allá al paraíso de la sociedad tribal del comunismo primitivo.
Con la reducción de la ilustración a la racionalidad de la acumulación capitalista o socialista fue posible, a través de una crítica igualmente simplificada, quitarle la ilustración su fundamento en el humanismo universal. Lo que ha quedado ha sido el caos de sociedades en descomposición en las cuales se ha podido extender los organismos sobrevivientes del salvajismo económico: Fomaciones mafiosas que con terror y violencia han arrebatado la riqueza de las naciones.
Parece una burla de la historia que precisamente fuera Chicago donde en los años veinte la mafia de Al Capone se apropió de la ciudad, la policía, los tribunales y todas las instituciones sociales y a donde el gobierno en Washington pensó en enviar al ejército el lugar en donde sé de desarrollo la doctrina de salvación que tradujo la práxis de la mafia en una teoría económica pseudocientífica y que, a demás, se vendiera al mundo con éxito como neoliberalismo. Por su puesto hoy en día, aunque los orfanatorios y dispensarios de Al Capone se llamen pacto de solidaridad, estos sirven para un mismo fin: A la carnicería lucha económica por la sobrevivencia le da un toque de carácter social con el objeto de influir, como un calmante, sobre la población asustada y apelar a una conciencia humana que desapareció desde hace mucho tiempo de la realidad social.
La catastrófica situación económica y social, en que gracias a una economía monopolizada por el estado o monopolista liberal, se encuentran ahora en la mayor parte de los hombres, ha desencadenado una angustia y letargia generales; pero no ha dejado entender que toda una época de la economía mundial ha fracasado y que todo los imperativos sociales de la humanidad y de la moral que organizaban la cohesión social se encuentran hoy en descomposición. Todos los temas o religiones de moda, desde el posmodernismo hasta el supuesto “fin de la historia” o la entrada a una nueva época de libertad absoluta, con los que se intentan explicar la situación actual de la sociedad, son solamente la expresión de una específica condición social; son los síntomas de la crisis general en la que se encuentra tanto la economía como la sociedad.
El hecho de que una parte importante de la economía se encuentre desde hace mucho tiempo en manos de bandas internacionales no es un secreto. Los carteles de drogas, los carteles de armas, las bandas de los mercados informales del este y del oeste que ponen casi todo a la venta desde el vulgar contrabando hasta el plutonio, todos lavan su dinero ilegalmente ganado en el archipiélago de los restos de la economía formal que casi completamente controlada por monopolios, ha abandonado todas las relaciones y compromisos sociales. El gobierno de los carteles, conectado con grandes capitales no controlados, en muchos países ha cambiado y ala economía en una economía de bandas que ha contribuido en una enorme barbarización de la sociedad. Este es un fenómeno que el secretario general de las Naciones Unidas, Boutros Gahli, ha señalado como el mayor peligro para la paz en el mundo, porque los carteles, pueden transferir, en tiempos más cortos, sus enormes capitales especulativos a cualquier destello de crisis y con ello atizar conflictos armados de grandes dimensiones. En las sociedades en descomposición, a esta selva corresponde una disposición y necesidad de violencia que se descarga en conflictos de religión, de regiones o naciones, o como violencia cotidiana en las pandillas de kids en los patios de las escuelas y en los barrios miserables que llaman la atención de los mass media. También se puede decir: Los marginados de la economía ejecutan el neoliberalismo a su manera emulando los métodos y valores de los grupos dominantes.
Con el abandono de la ilustración y la reflexión, el liberalismo económico radical dejó todos los fines humanos de la sociedad para convertirse en un apologeta de la brutal lucha de la competencia social. La batalla por la sobrevivencia en su forma más desnuda, como lo ha vivido y elogiado Ernest Jünger con respecto a las trincheras de la primera guerra mundial, se ha extendido hasta los últimos rincones del mundo. En relación con esto, el proceso de destrucción social no ha generado una reflexión sobre la economía la sociedad y la historia, acerca de las perspectivas y metas de vida, sino solamente ha preparado el terreno para la emergencia de nuevos movimientos salvacionistas.
El miedo a la catástrofe y la fascinación a ella favorecen el surgimiento de movimientos fundamentalistas de salvación que, como en la época medieval, protestan contra la miseria y prometen la salida de la crisis universal. Esto concreta el frente de salvación del Islam con el nuevo fundamentalismo del Vaticano y con las numerosas sectas y movimientos de salvación guiados por gurúes. En este contexto, el neoliberalismo aparece como una variante adicional en la asociación de las nuevas doctrinas de salvación, todas ellas vinculadas por un consenso común fundamentalmente antiiluminista.
El regreso a mitos eternos y la tendencia a la mistificación del mundo parecen ser características de las doctrinas de la salvación pos modernas. En lugar de ilustrar acerca de los fines sociales y de reflexionar en todo a sus perspectivas, se espera que potencias oscuras y místicas salven al mundo: Las desconocidas fuerzas del mercado regulándose por sí mismas.
Este es el efecto imperial del mercado neoliberal, que no deja espacio alguno a otras formas económicas, a otras formas de vida, fuera de este mercado. El mercado neoliberal es el “mercado total”, así subrayen incansablemente sus propagandistas su fin totalitarista.
Esto es la ideología, en realidad, el neoliberalismo aprovecha más la ayuda del estado a través de políticas fiscales, subvenciones, etcétera que ninguna otra forma económicas anterior.
Combatiendo el nazismo así como al estado de bienestar, Hayek escribió, en 1.944, camino a la servidumbre. El argumento era que “la social democracia moderna inglesa conduce al mismo desastre que el nazismo alemán”. En 1.947 un grupo de simpatizantes del neoliberalismo se reunió en Mont Pélerin, Suiza y fundó una sociedad de amigos fraternos que, como las ordenes de caballería o, como dice Perry Anderson, la francmasonería, perseguía el fin de combatir al comunismo. Entre ellos estaban: Milton Friedman, Karl Popper, Ludwig Von Mieses, Walter Lippman y Salvador de Madariaga. Este grupo existe hasta hoy y se reúne cada dos años para discutir las estrategias para implantar el neoliberalismo en todo el mundo. Se trata de un grupo de conspiradores que se amplía cada año con nuevos miembros como el economista neoliberal Gary Becker y escritores propagandistas del neoliberalismo como Vargas Llosa.


















DESECHAR EL NEOLIBERALISMO

El neoliberalismo está resultando un modelo económico residual que desecha a las grandes mayorías de los Colombianos a quienes no tienen nada que ofrecer: Ni empleo ni bienestar. Se nota un modelo económico no solamente ajeno a la idiosincrasia de los Colombianos, sino antifuncional. De plano imponerlo en Colombia a constituido un error garrafal de la clase política tecnocrática actualmente en el poder.
Además de ser un modelo injusto y antifuncional, también a resultado un modelo hipócrita, porque finge dejar las soluciones a las fuerzas del mercado, sobre todo si se trata de no solucionar las necesidades de las mayorías, pero otorga gigantescos subsidios a los banqueros.
El neoliberalismo a resultado un sistema que quita el subsidio a los pobres y lo entrega a los ricos (a los superricos) en forma paladina y descarada. En el subsidio a los bancos entonces sí entonces no hay que dejar las soluciones al mercado, sino a las finanzas públicas.
Se dejan en libertad todos los precios de bienes de consumo y de servicios, en perjuicio de la economía popular, pero se mantienen bajo control los salarios, las tasas de interés y el tipo de cambio, que representan en forma u otra subsidios a los grandes industriales exportadores y al sistema financiero nacional.
El neoliberalismo ha destruido la agricultura nacional dando paso a importaciones sin límites de granos y alimentos; a desmantelado la planta productiva industrial que producía para el mercado interno, para el consumo de los Colombianos.
El neoliberalismo está entregando la riqueza nacional a intereses extranjeros: La planta industrial, los bancos, la bolsa de valores, los aeropuertos, los puertos, el gran comercio.
El neoliberalismo ha expropiado los bienes de los Colombianos a través de la davaluación y el perverso sistema financiero. Los Colombianos han perdido sus casas, sus automóviles, sus industrias, sus parcelas agrícolas. Es más, los Colombianos han perdido sus empleos.
El neoliberalismo desecha a los Colombianos cualquiera que sea su clase social y no tiene nada para ellos. Es hora de desechar el neoliberalismo.
El neoliberalismo no tiene nada para los Colombianos.
LA SICIAL DEMOCRACIA Y LA PLANEACIÓN ESTRATEGICA.
DOS MODELOS DE PLANEACIÓN
LA “PLANEACIÓN ESTRATEGICA” Y LA “PLANEACIÓN INDICATIVA”: DOS MODELOS DISTINTOS, CON PRINCIPIOS Y OBJETIVOS DETERMINADOS, PARA ORIENTAR LA ECONOMÍA DE LOS PAÍSES. ¿CUÁL ESCOGER?

El debate central de todo cuerpo constituyente no debe girar al rededor de los mecanismos que le pueden dar operatividad al Estado.
En este sentido es necesario entender que las dos alternativas básicas son la de dar prioridad a la libertad individual o el condicionar ésta a unos propósitos de igualdad social; de este dilema fundamental se derivará el carácter de nuestra Constitución.
En el aspecto económico las dos opciones se reflejan (a nivel teórico) en que para algunos el mercado, como la expresión de la libertad individual, es por definición “bueno” y se legitima este principio con el argumento de que además es la forma más idónea para explotar adecuadamente los escasos recursos de una sociedad. Quienes no adhieren a la premisa que el derecho individual es el aspecto más importante que debe preocupar al Estado descartan la definición del mercado y la propiedad privada como buenas per-se y, por considerar que la realidad económica no coincide con las condiciones abstractas del modelo ideal – luego este no operar -, proponen que el Estado debe asumir la responsabilidad de toda la organización económica a través de una planeación centralizada, de donde la necesidad de la colectivización de los medios de producción.
Es decir, que las diferencias entre los dos paradigmas o modelos extremos se concretan en la función o la importancia que asignan a la planeación.
La historia que todo lo enseña demostró que estos modelos no sólo no son únicos sino tampoco necesariamente excluyentes.
Políticamente la evolución del mundo superó los absolutismos y el acceso al poder de regímenes socialistas como en Italia, Francia o España y la ola liberacionista de la ex Cortina de Hierro o de China muestran que la búsqueda de soluciones intermedias siempre es un cambio viable.
Paralelamente, la necesidad de la planeación tanto como del mercado para que cada cual aporte sus elementos positivos a la ordenación de un país también es motivo de consenso.
El éxito de países como Japón o Corea es atribuido al modelo de “Planeación Estratégica” que explícitamente asumieron y las economías Suecas, Alemana o Suiza han estado siempre regidas por un sistema de “Planeación Indicativa”.
La primera cosiste en que se ve el sistema nacional como una unidad dentro del total del mundo económico, es decir dentro del contexto internacional y después de un estudio de las condiciones externas y una evaluación de las condiciones internas del país se diseña una “estrategia” o política industrial para participar del mercado total. Acorde con eso las medidas que se toman es que el Estado interviene o asume la responsabilidad de apoyar aquellos sectores definidos como necesarios para lograr el objetivo estratégico (con investigación tecnológica, crédito, negociación política en los mercados internacionales, etcétera...) dejando en plena libertad sin apoyo pero sin intervención el resto de las actividades económicas. Planeación a largo plazo, hacia fuera y mercado libre interno.
La segunda toma como universo principal el conjunto del mercado nacional y tiene por propósito buscar una estrategia entre los diferentes sectores entre los cuales el externo es sólo uno más. La intervención se dirige a crear condiciones internas para que las necesidades generales de generación de empleo y abastecimiento de productos y servicios para la población se satisfagan, mediante estímulos transitorios que se van ajustando según la evolución de la economía. Intervención a corto plazo en lo interno y libertad en el mercado externo.
El modelo “estratégico” es implícitamente desarrollista en la medida que la prioridad es el enriquecimiento global de la Nación y la redistribución se asume como subproducto conexo con el anterior. El intervencionismo sería el inspirador del modelo “indicativo” en la medida que la satisfacción de las necesidades de la población es el objetivo y el desarrollo - probablemente por ya haber sido alcanzado – no es una obsesión.
La Planeación Estratégica es una propuesta para países en vía de desarrollo, la indicativa parece más apropiada para economistas ya desarrolladas.

KEYNES AL REVES
EL EQUIPO ECONÓMICO DEL GOBIERNO HA INVERTIDO LA RACIONALIDAD ECONÓMICA DE LA TEORIA KEYNESIANA, CONVIRTIENDO EL MEDIO EN OBJETIVO.

Desde la perspectiva de la economía política la más importante al estudiar una materia básica como la macroeconomía no es la formulación y el manejo mecánico de la misma sino el para qué propósito sirve, qué aspectos específicos aporta para entender y administrar mejor la sociedad a través de un mayor dominio de los fenómenos económicos.
Por ejemplo, para mejorar la comprensión del análisis y de las propuestas de Keynes se plantea la pregunta de cuál es su más importante contribución a la “ciencia” de la economía, (obviamente no con el fin de encontrar una contestación sino de dar alguna orientación al estudio de sus planteamientos y familiarizarse con ellos).
Dos posibles respuestas me parecen importantes destacar:
1. Una sería su inclusión dentro del análisis económico, de los factores psicológicos, sociológicos y políticos, al señalar que no sólo existe la realidad de las cifras concretas sino que también las expectativas, es decir, el clima político o los conflictos sociales, forman parte del manejo y del campo de la economía.
2. Otra sería el cuestionamiento dentro de la misma ortodoxia económica entonces vigente (es decir, desde la misma perspectiva y como desarrollo de los conocimientos aceptados hasta entonces) del supuesto que las fuerzas del mercado tienden a optimizar la explotación de los recursos al equilibrar el conjunto de la demanda y la oferta de todos los sectores: Keynes planteó que si bien es cierto que existe tendencia al equilibrio éste puede presentarse a cualquier nivel de explotación de la capacidad productiva instalada y no al máximo (por ejemplo, si se reduce la capacidad de oferta de las empresas cerrándolas el crédito y la capacidad adquisitiva de los consumidores reduciendo el circulante se logra un equilibrio a un nivel bajo de la utilización industrial).
De estas dos consideraciones concluyó Kaynes que la intervención del Estado era necesaria para procurar que el cruce oferta – demanda sea un alto nivel de ocupación del potencial productivo y que esta intervención debe ser tanto en la forma de medidas concretas como de la generación de expectativas.
Por eso la inflación, sea ésta creada alrededor de expectativas (la que llaman inercial) o alrededor de medidas concretas (v. Gr. La expansión monetaria), es vista como una variable para el manejo de la política económica y no como un objetivo de ella.
El actual equipo económico parece haber reducido cada uno de los anteriores planteamientos a sólo uno de sus componentes: Del seguro sólo se interesa en la importancia del equilibrio sin tener en cuenta a qué nivel; y del primero admite la capacidad de crear fenómenos económicos alrededor de simples expectativas pero relega a un segundo plano la inevitabilidad de que éstos sean producto también de las realidades concretas en particular de la estructura del aparato productivo o de la distribución del ingreso que determinan.
Es así como se ha logrado invertir la racionalidad económica de la teoría Keynesiana y convertir el medio en objetivo: los índices inflacionarios dejaron de ser una consecuencia de las políticas que se utilizaban para alcanzar otros fines, para convertirse ellos en un fin sí.
Pero al romper la lógica teórica necesariamente se perturba su aplicación a la realidad: Se combaten las expectativas como factor inflacionario (con medidas contuyurales que, sin duda, algún efecto producen a corto plazo) pero a costa de alterar en forma inflacionaria a mediano plazo las condiciones reales de la economía (incremento en costos por unidad de producción por altos intereses y altos costos fijos).
Lo malo de la opción que escogió el gobierno es que es engañosa, puesto que las medidas tomadas son de efecto inmediato pero de breve duración en el espacio inflacionario, mientras que su impacto recesivo es de efecto retardado y de larga permanencia.







EN TORNO A LA INTERVENCIÓN DEL ESTADO
EL ORIGEN DEL INTERVENCIONISMO DE ESTADO Y LOS ADALIDES LIBERALES DE SU APLICACIÓN EN COLOMBIA.
DISCREPANCIAS Y PRECISIONES SOBRE UN ARTÍCULO DE WILLIAM JARAMILLO

Interesante el artículo del doctor William Jaramillo “Estatismo, Libre Empresa y Democracia”, (El Espectador, Feb. 26) no sólo por importancia de su autor sino porque permite debatir el origen del pensamiento liberal de intervencionismo de Estado.
Propone le senador que serían ciertos pensadores del siglo pasado (Sismondi, Hobson, León XXIII), quienes habrían inspirado una propuesta política que se fundamenta en los criterios de justicia social, y sería una tergiversación la que ha hecho pensar que estos propósitos son influencia del marxismo; tendría el intervencionismo de Estado su origen en un pensamiento filosófico – político y no en una escuela económica; existiría una identificación entre el pensamiento del liberalismo colombiano y el de la Social Democracia; sería el doctor López Pumarejo el creador y representante de esta propuesta en Colombia y Carlos Lleras y la Reforma del 68 el epítome de la misma, en el sentido de establecer la compatibilidad de la defensa de la libertad de empresa y la justicia social.
Discrepo del doctor Jaramillo:
No fue un pensamiento político o una filosofía la que dio origen al intervencionismo de Estado: Éste nació como consecuencia de que la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión crearon una serie de problemas que obligaron a manejar en forma agregada las informaciones, forzaron al estado a dar una orientación “social” a sus decisiones y lo convirtió en el mayor partícipe de la actividad económica, validando casi involuntariamente el enfoque de la propuesta del señor Keynes, - lo que hoy llamamos macroeconomía –, en el sentido de que la función del Estado no podía cumplirse bajo la teoría del laisser faire, sino que tenía la necesidad de integrarse a la actividad económica como el agente de mayor dimensión, capaz de producir efectos no sólo por la vía normativa, sino por la vía participativa.
La segunda discrepancia, también de orden fáctico, es que la Social Democracia vino a nacer a partir de los 70, como una vía para romper la polarización que existía hasta entonces entre los bloques comunista y capitalista; bajo la orientación de líderes como Willy Brandt y Olaf Palme, independientes de los grandes centros de poder e ideológicos; sobre la base de reconocer la imperfección de cualquiera de los dos modelos tanto en lo económico como en lo político; y con el propósito de dar una motivación de carácter socio – político a la toma de decisiones económicas, que permitiera buscar un equilibrio, un orden armónico, entre los diferentes sectores de población, no sólo a nivel interno de cada país sino a nivel industrial entre los países. Ante el cuestionamiento de la eficiencia de la teoría Keynesiana en cuanto al manejo de la economía y ante el embate de la entonces ya floreciente Escuela de Chicago, lo que hizo la Social Democracia fue cambiar la base de sustento del intervencionismo de Estado, de un argumento de orden estrictamente económico como era hasta entonces, a un propósito sociopolítico o moralpolítico que es el que hoy reivindica.
Mal podía ser entonces el doctor López Pumarejo el representante de un partido o filosofía política que en ese momento no existía.
Las otras discrepancias son más de carácter apreciativo, pero no por eso menos importantes:
1. Consideraría innegable que la paternidad de la defensa de la justicia social, (no en la forma condescendiente de “paternalismo”), y del principio que la función del Estado debe ser la búsqueda de la igualdad aún en detrimento de las libertades individuales, corresponde como escuela a Marx y a sus seguidores. Otros pensadores (llamados genéricamente los utópicos), también lo propusieron, pero la importancia del marxismo, a nivel del peso político que adquirió, consistió no propiamente en que fueran aceptadas sus conclusiones y sus diagnósticos, sino justamente en que al presentar como propósito de su análisis la búsqueda de una sociedad más justa, acompañándola de una metodología y unas propuestas que de otra forma habrían sido rechazadas de plano, volvió debates sobe realidades lo que antes era sólo un eclecticismo utópico.
2. Al doctor López Pumarejo más que motivarlo un gran sentido de sensibilidad social, - que mal entendida podría confundirse con sensiblería -, lo que lo motivaba era un gran sentido del realismo, - que yo denominaría sensatez -. Lo que él pretendió hacer, y en buena parte lo hizo, fue actualizar el Estado y sus instituciones a la realidad que estaba viviendo su época. En cuanto al ordenamiento constitucional buscó que éste respondiera a un criterio de funcionalidad en el sentido de ser un instrumento que permitiera la convivencia entre los ciudadanos y lo sustrajo a la polémica sobre cuáles valores debía representar o defender del Estado como arma de unos sectores de la población en contra de otros.
Por último, creo que si bien es cierto que le doctor Lleras ha sido el defensor del principio de la intervención a través de la planeación, me parece que en su caso este pensamiento tiene su origen en criterios de orden estrictamente administrativos. El doctor Jaramillo está acertado al asociar el pensamiento de Lleras Restrepo con el del doctor López pumarejo, en el sentido de que ambos defienden el derecho de intervención del Estado y el principio filosófico central de la Reforma del 36, respecto a que “la propiedad es una función social” (Art. 30 Constitución Nacional); pero lo que plasma la Reforma del 68 no es el Derecho sino la Obligación (“El Estado intervendrá por mandato de la ley...“ Art. 32 Constitución Nacional) de esta misma intervención, norma que responde a la propuesta central de la llamada Social Democracia, pero que infortunadamente parece que aquí nadie comprende, defiende, ni representa. Quien más se ha acercado a ella, quien probablemente la incluyó en la Reforma del 68 y probablemente quien por eso fue elegido para darle vigencia bajo el nombre de “Mandato Claro”, fue lo que se ha dado en llamar el Ala Progresiva o de Izquierda del Partido Liberal, liberada en aquella época por el doctor López Pumarejo Michelsen, pero huérfana desde entonces de dirigentes o representantes.










FRENTE A LOS CUATRO MODELOS DE PLANEACIÓN.
COLOMBIA DEBE DECTETAR LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS MODELOS DE PLANEACIÓN DE LAS DIVERSAS ECONOMÍAS IMPORTANTES EN EL MUNDO, PARA CONCEPTUALIZAR SU PROPIO ÓRGANO DE PLANEACIÓN Y LA FUNCIÓN DEL ESTADO FRENTE A ÉL.

Siguiendo la clasificación de modelos de intervención estatal y de la función que se asigna a la planeación dentro de cada uno, podemos distinguir cuatro bloques económicos que caracterizan cada una de las opciones:
Las economías socialistas optaron por la planeación central; las economías europeas por la planeación indicativa o intervención selectiva en la cual el Estado tiene por propósito la armonía de todos los sectores, incluyendo dentro d estos el exportador, y su función es programar los desarrollos y métodos de apoyo que subsanen las limitaciones del sistema del mercado; los países asiáticos (Japón y los cuatro dragones) por la planeación estratégica o política industrial que promueve el desarrollo del país por la vía de la participación en franjas determinadas del comercio mundial, concentrándose en esto la intervención y planeación del Estado complementando estas con la libertad del merado interno; y la economía del mercado con ausencia de intervención y planeación que es el modelo aplicado por los Estados Unidos.
La tendencia de la nueva derecha ha sido la de presentar los procesos en el bloque soviético sólo como un contraste con el “sistema capitalista” pretendiendo que por éste se debe entender el modelo americano.
Una lectura diferente de la misma historia podría mostrar que lo que ha caracterizado las dos últimas décadas es un retroceso comparativo de los modelos dogmáticos y paradigmáticos de los antiguos polos económicos y políticos y un prodigioso avance de las propuestas más empíricas y más orientadas al bienestar de la propia población que a la confrontación con otros modelos.
Dentro de esta perspectiva el retroceso de los Estados Unidos respecto a Alemania o Japón no es menor que el de la Unión Soviética.
Y la nueva orientación de las economías del Este no sería, como se pretende, un acto de contrición y reconocimiento de la superioridad del sistema de los EE.UU., sino una reacción más inteligente y más realista que la de estos, al renunciar a un dogma de planeación total para aprovechar las enseñanzas de otros y acercarse a un modelo ya probado exitoso de planeación parcial.
También desde el punto de vista bloques es interesante analizar que, mientras en los últimos tres lustros el bloque socialista prosperó en conjunto y cada país individualmente respecto a sí mismo, con el mejoramiento del producto bruto y del ingreso per-cápita de todos los miembros, el bloque americano desmejoró en conjunto y exceptuando los EE.UU., quienes por vía de la devaluación y de la inflación trasladó sus problemas a los países de la órbita del dólar (deuda latinoamericana), todas las demás naciones retrocedieron al punto que se denominó a los 80 la “década perdida” (salvo Colombia como caso único).
Es decir que, como modelo, el “modelo americano” fue más inadecuado que el de los países del Este, pero que para su cabeza los traslados internos del mismo le permitieron prosperar a costa de su periferia.
Por último vale la pena distinguir entre los modelos socialista y asiático – que son esquemas para hacer el cambio del subdesarrollo a la modernización –, de los modelos americano y europeo – que son propuestas diseñadas para, y aplicados a, sociedades que ya han cumplido su proceso de desarrollo –.
Lo provechoso para nosotros no es comparar y calificar los diferentes modelos para defender uno u otro, sino entender sus características para detectar entre los elementos positivos de cada uno, cuáles coinciden con la situación y la idiosincrasia Colombiana y así conceptualizar un órgano de planeación y una función de intervención del Estado acorde con ellos.


Trabajo enviado por:Juan David Zapata Agudelo
lmjd@epm.net.co

NEOLIBERALISMO Y ECONONOMÍA

LOS EFECTOS REALES DEL NEOLIBERALISMO EN EL COMPORTAMIENTO ECONÓMICO COLOMBIANO Y LATINOAMERICANO

INTRODUCCIÓN

El proyecto económico que han seguido la mayoría de países latinoamericanos desde mediados de los años ochenta, es una propuesta de sociedad que conlleva supuestos políticos e ideológicos que se sustentan en el planteamiento que señala que para el funcionamiento adecuado del capitalismo, es imprescindible la libre actuación de las fuerzas del mercado. Por lo que la apertura de los mercados nacionales, los procesos de privatización, la desregulación económica y la reforma del Estado, se transforman en los principios básicos para lograr insertarse en ésta dinámica de crecimiento.

Tomando en cuenta que el objetivo primordial del capitalismo es el de garantizar la obtención del excedente económico, las dificultades para lograr una rentabilidad adecuada en un escenario de competencia que resulte de una mayor productividad, va a determinar el establecimiento de procesos productivos sobre nuevas bases tecnológicas, nuevos pactos comerciales para el funcionamiento del mercado, nuevas formas de organizar el trabajo y nuevas alianzas políticas. Lo que ha dado por resultado una mayor globalización del mercado mundial.

En este escenario, la viabilidad económica de los países latinoamericanos, pareciera ser incierta. Principalmente porque la reactivación del crecimiento económico que se observa del año 90 a la fecha, al no lograr todavía superar los efectos del estancamiento productivo de los ochenta, muestra mayores heterogeneidades entre países y entre los sectores y ramas productivas de estos países. Además de que por el lado de las condiciones materiales de vida, o lo que comúnmente se identifica como bienestar, se observa un acentuado retroceso que se acompaña de inseguridad laboral, pauperización y crecimiento de la pobreza.

El presente escrito, espera hacer una breve reflexión acerca de los paradigmas sociales existentes, sus beneficios, sus debilidades y entender realmente cuales son los efectos reales del neoliberalismo en el comportamiento económico colombiano y latinoamericano entendiendo a la pobreza como el principal problema a combatir de cara al siglo XXI


LOS NUEVOS PARADIGMAS Y SUS CONSECUENCIAS


Las transformaciones radicales que se han dado en la forma de organizar y conducir la producción económica vienen acompañadas de los cambios en las funciones del Estado, en donde se reconoce la instauración de un sistema de reproducción social distinto al que funcionó en la región de los años cuarenta a los ochenta y que por sus contenidos y orientaciones se le identifica como un modelo neoliberal.

A Los problemas del modelo económico y del tipo de Estado que se expresa para la mayoría de los países con la crisis financiera de 1982, le siguieron políticas de ajuste y estabilización que buscaron cambiar el desarrollo productivo de la región latinoamericana, lamentablemente parece que los nuevos paradigmas agudizaron el estancamiento productivo y precipitaron la reestructuración capitalista.

Ante los problemas de la década pasada, el camino adoptado ha sido el de instaurar una economía que se rija por los principios de economías de mercado, abiertas y neoliberales.

Los cambios que dicho proceso ha tenido en la sociedad, en sus ingresos, ocupación y nivel de bienestar son notables. En estos aspectos se observa y cuantifica una mayor polarización de la riqueza, mayor pobreza y desarticulación social. Riesgos y retos con los que sociedades como la colombiana llegarán al siglo XXI.

Si bien este proceso ha acentuado contradicciones estructurales cuyo origen deviene de tiempo atrás, el crecimiento del sector servicios, los desequilibrios productivos y la precariedad laboral, sugieren que las tendencias de crecimiento económico para la región, con los cambios adoptados, se perfilan por un crecimiento más desarticulado, impulsado por pocos sectores de punta que se relacionan con el sector exportador, con límites a la expansión de la relación salarial y con una inserción al mercado mundial, vía circuito comercial y financiero fortalecida mediante la apertura de los mercados nacionales y en donde la mayoría de los países de América Latina pretenden ser ubicados como espacios de inversión. En ese propósito y hasta la fecha, son pocos los países que han sido seleccionados, pero inmersos en la dinámica del capital financiero y especulativo no han logrado incentivar a la inversión productiva, por lo que se vislumbran mayores dificultades para acceder al desarrollo.

Después de que América Latina presentara tasas de crecimiento del PIB que alcanzaron como promedio anual en los años setenta el 5.8%, el declinamiento en los ochenta es evidente. Junto al decrecimiento de la producción y como un dato más que prueba la magnitud de la crisis, la inversión con relación al PIB pasó del 25% en el año 80, al 15.8% en el 90 y para 1994 se situaba en el 18.2%[1].

Por su parte, una de las pretensiones del actual modelo de crecimiento ha sido la de hacer depender las fuentes de financiamiento del dinamismo de las exportaciones y de la inversión extranjera, orientación que ha colocado al sector externo en el núcleo de la apertura y al sector exportador en el eje dinámico, pero a pesar de que las exportaciones han crecido de manera significativa, por la rapidez de la apertura, el deterioro de la planta productiva, la dependencia externa y la política económica seguida, las importaciones tienden a crecer con mayor dinamismo, dando por resultado el persistente déficit comercial tan caracteristico de la estructura económica latinoamericana.

La magnitud de los problemas y las características de la reestructuración no se pueden comprender si no se observa la fragilidad financiera de los países y su relación de subordinación con el exterior, la que se ha agudizado por el nivel de endeudamiento y por la baja capacidad de negociación que siempre nos han caracterizado

Por lo que toca a la actividad sectorial, la agricultura con dificultades de crecimiento desde los años setenta, disminuyó su producción. La tasa de crecimiento medio anual pasó de 3.4% en 1970/1980 al 2.1% en 1980/1990 y a 1.8% en 1990/1993, 5.5% en 1994 y 2.9% en 1995. El sector más afectado ha sido sin duda la industria, cuya tasa de crecimiento medio anual pasó del 5.9% en 1970/ 1980 al 0.5% en 1980/1990, 5.7% en 1994 y -0.5% en 1995.

Ello ha contribuido a cambios significativos en la estructura productiva de la región. La agricultura que llegó a participar con la generación de más del 20% del PIB en los años cuarenta, actualmente lo hace con un 14.8%. Participación que ha crecido desde 1980, principalmente porque muchas de las exportaciones que han dinamizado los países latinoamericanos a partir de sus procesos de apertura, siguen proviniendo del sector agropecuario y minero. Lo de mayor significación es el hecho de que cada vez es menor la participación del sector industrial en la generación del PIB. La reestructuración manufacturera, las quiebras de múltiples pequeñas y medianas industrias, así como el establecimiento de alianzas estratégicas con empresas transnacionales se ha manifestado en una crisis de la industria que se expresa en las tasas de crecimiento que señalamos y en que cada vez participe menos este sector en la composición del PIB. Por el contrario, la participación del sector servicios se incrementa.

Las economías latinoamericanas se han convertido definitivamente en economías de servicios, tendencia que se ha fortalecido con la puesta en marcha del actual modelo de desarrollo. Si se evalúan las conformaciones estructurales de los países desarrollados observamos que esta es una característica del capitalismo posterior a los años setenta, pero su manifestación en estructuras poductivas tan desarticuladas como las latinoamericanas, profundiza los desequilibrios sectoriales, polariza la producción a niveles de sectores de enclave, las ramas destinada al mercado externo entran en los procesos de reestructuración, las destinadas al mercado interno se van situando en crisis casi permanentes y en este proceso la internacionalización del capital va destacando su participación en el sector servicios, aquí la modernización del sector financiero por ejemplo, va a ir contrastándose más con el industrial, principalmente por la ausencia de políticas industriales, cientificas y tecnológicas que asuman como propuesta la articulación del mercado interno con el externo a partir de incentivar la conformación de cadenas productivas.

La reestructuración que se lleva a cabo en la región en un contexto de globalización, ha profundizado las heterogeneidades entre países así como los contrastes y si históricamente ha sido difícil considerar al conjunto de estos países por su especificidad como una región es aún más cuando se tratan de analizar los efectos y los resultados de la política económica aplicada en los últimos años, no obstante, es a partir de características semejantes y de las tendencias que van mostrando que consideramos su inclusión en ella.

Sin embargo existen rasgos muy notables de las economías latinoamericanas como su relación de dependencia externa, en donde en general tanto en Colombia como América Latina se ha pretendido reinsertarse a la dinámica mundial a partir de ubicar las fuentes de financiamiento en el sector externo vía el crecimiento de las exportaciones y de abrir espacios de inversión para el capital transnacional. No obstante, cabe destacar que a pesar de cumplir a cabalidad con la apertura de sus fronteras nacionales en materia comercial y financiera, su marginalidad en el contexto mundial se ha incrementado, ya que después de participar con el 9% de las exportaciones mundiales en 1960, en 1994 solo lo hacen con el 3.6%. Es decir que pesar de los esfuerzos por participar en el mercado globalizado o en la economía mundo, la llamada interdependencia muestra su relatividad, ya que a pesar del discurso, las relaciones de dominación y de dependencia se han acentuado.

La relación entre Estado y Mercado ya se ha dado y queda demostrado que este asigna recursos profundizando desigualdades, que el Estado no solo se adelgaza y cambia funciones sino que cada vez es más difícil que estructure un proyecto de nación, principalmente por la ausencia de renovación en la élite de poder y por la ausencia de prácticas democráticas.

Cabe preguntarse ¿ Por qué la perspectiva neoliberal de la economía de mercado se ha constituido en la única alternativa posible para las economías latinoamericanas?


POSIBLES ALTERNATIVAS

Plantear como alternativa de crecimiento económico el insertarse al mercado mundial con algún grado de competitividad para resolver el problema de las divisas, resulta lógico y coherente. Sin embargo, al observar las limitaciones de la estructura productiva, la caída de la inversión y el comportamiento del sector externo en los últimos años, todo parece indicar que las propuestas de liberalización de los mercados tienen fallas muy evidentes principalmente en términos de desprotección social[2].

Rasgos Importantes

q Los desequilibrios de la estructura productiva latinoamericana, tiene uno de sus orígenes en la forma de inserción al mercado mundial, donde el intercambio desigual ha sido el factor determinante. Señalar que ello se superaría con la exportación de bienes de mayor valor agregado, significa que en este momento la reestructuración y/o modernización productiva debiera estar terminada. Sin embargo, lo que puede observarse es que el superávit comercial logrado por la región de 1982 a 1989, fue posible debido a una caída de alrededor del 40% en las importaciones. A partir de los años noventa cuando se inicia un ciclo de reactivación económica, las exportaciones han seguido creciendo pero a un ritmo menor que las importaciones y solo cuando los países han tenido que entrar a un ajuste es que se deprime la demanda interna y las importaciones con ello, de esa forma se ha vuelto a obtener superávit. Es decir, que por la ausencia de una política que fortaleza la inversión productiva interna, la reactivación que han expresado va determinando el fortalecimiento de economías importadoras, más que exportadoras.


q Junto al crecimiento del desempleo, persisten con mayor importancia el subempleo y el sector informal.

El crecimiento del sector informal obedece a la imposibilidad de garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo vía la proletarización y su importancia radica en relacionar este sector con la reproducción y acumulación del capital en su conjunto.

q Una de las orientaciones básicas del neoliberalismo se encuentra en la instrumentación de los procesos de privatización y en la desregulación de la economía, situaciones que determinan cambios en las funciones y forma del Estado Latinoamericano. Cabe recordar, que el Estado es la instancia desde la cual se establecen las articulaciones básicas de la relación Sociedad, Estado, Economía. En otras palabras, sin Estado no puede existir equilibrio social.

q El estado sigue siendo intervencionista, más no conductor del proceso económico ya que interviene regulando el mercado, vía pactos sociales y recuperando su espacio estrictamente político.

q Las funciones del Estado cambian. No asume la producción de infraestructura y desconoce sus obligaciones de proveedor de seguridad social. Recupera sus principios liberales y sitúa la atención de los derechos sociales y humanos desde un punto de vista puramente asistencial.

q Al perder fuerza en la conducción económica y en la política macro social pareciera que por ello no tiene asideros reales la modernización ya que el comportamiento del mercado por sí solo, no puede comandar un proyecto económico de carácter nacional que implica planeación y el consenso de fuerzas políticas que han definido metas comunes. Combinar los problemas internos y externos de la población solo es posible con base en acuerdos sociales.

Al preguntarnos acerca del predominio del paradigma neoliberal se considera que pudiera ser explicado por la amplia y total coincidencia de los ciudadanos latinoamericanos en la necesidad del cambio social. La aceptación de acceder a la modernidad y la ausencia de alternativas que busquen cambios estructurales conduce a apoyar proyectos de reestructuración capitalista y de construcción democrática. .

q Los límites principales del proceso de reestructuración de América Latina, se encuentran en la estructura productiva que ha profundizado su deterioro y desarticulación. Este proceso esta acotado por la recomposición del mercado mundial, ya que la competencia por espacios económicos de producción y de realización es más intensa, en un marco de lento crecimiento de las economías desarrolladas y de lento crecimiento del mercado mundial.

q Otro aspecto que resalta la actual situación latinoamericana, es la aparente preeminencia de lo mercantil y financiero. Efectivamente, los empresarios latinoamericanos están actuando solo para el corto plazo, para la ganancia inmediata por lo que se insertan con mayor determinación al circuito del capital comercial y financiero, están cumpliendo objetivos capitalistas con relación a la circulación y realización de mercancías, pero han acentuado los desequilibrios productivos y sectoriales de las economías latinoamericanas.

q En este escenario y frente a un mercado interno deprimido, surge con fuerza el sector informal. Al conjugarse en este, la producción y el intercambio de productos, ha permitido resolver por el momento, la reproducción del grueso de la población y contener el estallido social.

q Sin embargo, el crecimiento del sector informal, ha agudizado los problemas que se generaron desde los años cincuenta y que se denominó proceso de descampesinización, con ello el número de pobres urbanos en América Latina suma los 280 millones de personas.

En ese proyecto nacional, las tareas inmediatas debieran ser: incentivar la inversión productiva, atender al mercado interno manteniendo las relaciones con el exterior, resolver la crisis alimentaria, crear empleos, que el Estado garantice educación, seguridad social y capacitación, incorporar otras formas de producción y de organización de la sociedad, que permita visualizar la relación campo - ciudad en una relación más amplia y completa y no exclusivamente en el binomio agricultura e industria. Así como es necesario readecuar el desarrollo tecnológico y la producción en función del desarrollo.


CRECIMIENTO ECONÓMICO CONTRA BIENESTAR SOCIAL

Realizar una reflexión, acerca de la ética de lo social, y teniendo en cuenta el problema del bienestar, son las principales consideraciones que se harán en esta parte del escrito:

Considerar el crecimiento económico como único patrón de medida del bienestar, puede constituir uno de los problemas más graves que tiene la economía actual, la dureza de las cifras, las estadísticas y los indicadores no permite un verdadero análisis de las situaciones existentes, cayendo en el error de que unos buenos indicadores de crecimiento son prueba de un mejoramiento del bienestar social.

Es indudable, que el crecimiento de una economía puede constituir un factor fundamental hacia el desarrollo, entendido este como el mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad de una forma sostenida y equitativa, sin embargo, existen otros tipos de factores: sociológicos, éticos, morales, sentimentales etc., que también deben considerarse en el momento de tratar de medir el bienestar de una sociedad.

El crecimiento económico no puede constituir el único objetivo alcanzable de la sociedad con miras de mejorar el bienestar de las personas, existen también factores sociales como la libertad, el amor a lo correcto, la eliminación de la opresión, la llamada igualdad de oportunidades o simplemente eliminar la interferencia de los gobiernos o los sistemas reinantes hacia el desarrollo de nuestros proyectos de vida.

Otra cuestión importante hacia la aproximación al bienestar debe ser el respeto a los derechos humanos y también a lo que tradicionalmente llamamos como la “solución de las necesidades básicas insatisfechas”. Las sociedades modernas deben partir del respeto de estas premisas ya que son las que la humanidad ha considerado como relevantes.

El bienestar general, solo puede ser producto del consenso de todos, o por lo menos de la mayoría, cada sociedad genera las pautas y los requerimientos mínimos que se necesitan para considerar a las personas “felices” o “satisfechas”, de sus deseos o parámetros para satisfacer sus proyectos de vida.

Aunque el concepto de bienestar es bastante complejo, el desarrollo del mismo solo puede ser una construcción colectiva y la noción de bienestar debe abarcar muchos elementos los cuales no necesariamente se relacionan con el crecimiento o más simplemente con el dinero.

Toda sociedad y todo gobierno debe tener definidas sus pautas de acción, sus derechos y deberes, sus competencias y sus responsabilidades de acuerdo a la construcción colectiva de un concepto de bienestar, el hecho de que dicho concepto no se pueda definir adecuadamente no implica que la sociedad en general exponga una noción o visión general de lo que para ella es el desarrollo de un proyecto de vida de los ciudadanos para conseguir el bienestar.

Solucionar todos los problemas sociales de nuestra sociedad no solo puede partir a través del evangelio del mercado; no solo se necesita el crecimiento de nuestras economías, también se necesitan muchos más requisitos, como legitimidad del gobierno, aceptación por parte de las personas de las reglas de juego vigentes, satisfacción de las necesidades sociológicas (afecto, amor, respeto etc.) pero. ¿Hasta que punto la acción de la sociedad debe intervenir en la satisfacción de las necesidades no - económicas de los individuos?. Y ¿hasta cuando los países de América Latina aguantarán la desprotección social generada por los nuevos paradigmas vigentes?

CONCLUSIONES

q Un modelo económico que genera mayor pobreza y desigualdades, no puede ser considerado favorable. La existencia y el uso de los instrumentos económicos deben estar al servicio de todos, no solo de algunos.

q Colombia y América Latina no se pueden quedar por fuera de la lógica económica mundial, sin embargo no es posible renunciar a lo social con el fin de modernizarnos. Ya que cualquier modelo económico debe estar al servicio de las personas, las personas no deben estar simplemente al servicio del modelo reinante si esto implica mayor inequidad social y una separación total de la lógica del capital con la lógica de lo social.

q Una sociedad no puede desprotegerse a razón de argumentos estrictamente monetarios o económicos, pareciera que el paradigma reinante se olvida de toda lógica humana en sentido de justicia, equidad social y pobreza, para apostarle únicamente a la competitividad y eficiencia productiva.

BIBLIOGRAFÍA:

q EDWARDS Sebastian, Crisis and Reform in Latin America. World Bank, Oxford University Press 1995.
q Pipitone, Ugo. "Crecimiento y distribución del ingreso en América latina: Un nudo irresuelto". Revista comercio exterior. Julio de 1996.
q AMERICA LATINA: “Los Saldos de la reestructuración neoliberal”, BERENICE RAMIREZ LOPEZ. Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Articulo publicado en internet en www.redem.buap.mx/t1.Berenice.html
q ¿CUÁL NEOLIBERALISMO? Rafael Alfonzo H. Diario “La Opinión”, Valencia (Venezuela), 14 de Octubre de 98. www.notitarde.com/columnistasopinion/rafael_alfonso/index.html
q SALAMA, Pierre “Algunas lecciones de historia reciente de América Latina
Rev. Comercio exterior. Junio 1995.
q OCAMPO Jose Antonio: Distribución del Ingreso y Gasto Social en America Latina
Primera conferencia de las Américas, Washington, Marzo 6 de 1998. http://www.eclac.cl/.

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La comunidad latina de estudiantes de negocios


q [1] Datos: AMERICA LATINA: “Los Saldos de la reestructuración neoliberal”, BERENICE RAMIREZ LOPEZ. Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Articulo publicado en internet en www.rede.buap.mx/t1.Berenice.html

[2] Apartes: OCAMPO Jose Antonio: Distribución del Ingreso y Gasto Social en America Latina
Primera conferencia de las Américas, Washington, Marzo 6 de 1998. http://www.eclac.cl/.